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Para muches, las fotografías eternizan un instante, ¿pero pueden también hacer todo lo contrario?, ¿acaso pueden mostrarnos el paso del tiempo? Como estas imágenes, que exponen nuestros movimientos al transitar diversos recorridos. Los caminos de la perplejidad. ¿Puede ser que estas fotos nos estén señalando algo sobre la percepción del tiempo?, ¿podrían ser las huellas o indicios de una época que lleva la estampa del desaliento, de la incertidumbre, de lo perecedero?

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Me atrevería a decir que sí, porque como muchas veces siento que se nos terminan las palabras, como si ya no alcanzaran, no satisficieran o no mostraran, como me pasa que casi todo el tiempo no sé qué decir sobre estos momentos, recurro a la fotografía, para poder demostrar por otro medio lo que me resulta inefable, y cómo me siento con eso. Por eso creo que hay una íntima relación entre lo que vemos y lo que nos está ocurriendo. Percibir cómo perdemos la noción del paso del tiempo. Sentir llllllll

cómo nos corre y a la vez cómo nosotres corremos o nos frenamos en el tiempo, sin que le importe que muchas veces nos quedemos estancades, ya que él sigue transcurriendo.

Pizarnik decía que hay estados que nunca hubiésemos soñado siquiera. Como el de ahora, por ejemplo. Es un estado de espera vacía. De angustia desprendida. De sutil melancolía árida. ¿Cuál es el tiempo del agotamiento, de la frustración y de los miedos?, ¿coincidirá con el de este mundo en constante desvelo? Los pensamientos muchas veces se traban o ramifican en mi cabeza. Se entremezclan. O se erosionan. Se desvanecen. Por eso a veces creo que reflexionar sobre nuestro presente se vuelve una "neblina pesada", como dice Mariana Enríquez, "pensamos corto". Pareciera que no podemos ver más allá de lo que tenemos inmediatamente en frente, una computadora, un celular, la rutinaria hiperactividad.

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Muchas veces la bruma nos envuelve y nos devora la ansiedad por estar hiperalertas ininterrumpidamente. Ruido, barullo mental, saturación, colapso, desborde cotidiano. ¿Qué secuelas deja en nuestras cabezas una época tan incierta?, ¿qué extrañamos del pasado concretamente?, ¿alguna vez dejaremos de padecer esta falta inminente de perspectiva?, ¿cuánto nos cuesta estar realmente presentes acá?, ¿quién o qué nos apura tanto para que nos sintamos visceralmente atravesades por esta insoportable congoja?, ¿se terminará alguna vez esta confusión entre días que se ven signados por la monotonía?, ¿llevamos la marca de todos estos tiempos cruentos?, ¿éstos ya nos definen? El globo en el pecho, el nudo en la garganta, el temblor de nuestros cuerpos, ¿serán signos o fisuras que nos advierten sobre este tránsito violento? Son algunas de las muchas preguntas que me invaden, y que me mantienen en constante desasosiego.

Puede que aquí solo esté hablando mi efimeridad, y es que no lo puedo evitar. Como un tren, creo que avanzamos fugazmente y atascándonos a la vez, empantanándonos por momentos, moviéndonos muchas veces con una lentitud que con frecuencia me espanta, no sabiendo bien qué hacer o dónde estamos realmente parades. "Si abriéramos a las personas, encontraríamos paisajes" decía Agnès Varda, y puede que estas fotos sean las postales internas de muches. Al menos sé que son las mías.

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Uoon II
00:00 / 09:41
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